la Poesía de Ricardo López Aranda  

 

PRIMERA NAVIDAD SIN NACIMIENTO

Cuando llegamos al cementerio
estaban ya todos los pájaros ahorcados en las ramas
cuando llegamos con tu féretro.

Cuando regresamos a casa nuestros amigos nos dijeron:
¡Es preciso vivir! Es preciso
hacer como si nada
hubiera sucedido
¡Es preciso! Así que cegad

a cal y canto
"los gritos donde aúlla vuestro llanto"

Pasaran los días
las semanas, los meses y los años,
-cada segundo un siglo-
Hasta que, al fin, aquella noche
-¿recuerdas?- cogimos
nuestras lágrimas con rabia
-estaban disecadas, pútridas; y las tiramos
una a una por el balcón hacia la cuna
enguatada de nieve de nuestros patios.

Y luego ¡nos emborrachamos!

Pusimos discos a velocidad acelerada
-que risotadas, que gritos-
Pintamos de purpurina el cielo rosa
Luego colgamos una luna
de latón en la blanca habitación vacía
con espejos rotos
-nuestro mentido olvido hecho fino estallido-
fabricamos los ríos. Luego
con los restos
de un viejo plumero
fingimos las palmeras.

Y al fin ya tirados por el suelo
con miga de pan fuimos tallando con los dedos
el dromedario, y el rey Mago
el puente y la lavandera; el pastor
con su cordero.

Y luego cogidos de las manos
nos pusimos
-llorando a gritos-
a cantar.

« Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad.
¡Cantad pastores que el Niño-
Dios, mañana nacerá! »

Pero nosotros sabíamos
que no era verdad:
que había nacido
y muerto ya.

 

poema inédito de Ricardo López Aranda - Libro: Catedral Primera