Esperando la llamada  

ESPERANDO LA LLAMADA
Drama de RICARDO LÓPEZ ARANDA
(finalista en el IV concurso de autores jóvenes de Barcelona)

 

El drama está compuesto de dos personajes y se desarrolla en un clima obsesionante donde la tensión emocional es constante. La obra presenta a un hombre y una mujer encerrados en una habitación amándose y torturándose precisamente porque se aman.

Ricardo López Aranda escribió esta obra en 1954, con 19 años. Escribirá varias versiones de la obra conocida bajo diferentes títulos No hay tiempo de esperar la noche - Tiempo de esperar - La torre de lo sueños. Y en 1963 bajo el título Esperando la llamada.

 

DECORADO:

Representa una habitación para vivir: Se trata de un ático o buhardilla pobremente amueblada. Primer término izquierda, una ventana con visillos. Debajo de ella, un poco a la derecha, la mesilla de noche, que está junto a la cama matrimonial, de hierro con bolas doradas.
- Al fondo, haciendo esquina, una pequeña cocina con un basar colgado de la pared, contador del gas, calendario, mesita cubierta por un hule blanco, fregadero, hornillo del gas, caños, etc.
- En el centro de esta pared del fondo está la puerta del retrete, que tiene un montante por el que pasa la luz a través del cristal esmerilado. Esta puerta está situada oblicuamente, ya que la pared del fondo y el muro exterior del retrete forman allí un pequeño chaflán.
- Todo este sector del escenario está ligeramente agaterado. Y la ventana tiene la típica forma de ventana de buhardilla. En el centro del techo puede haber una vidriera tragaluz. A la derecha, primer término un perchero de brazos, inmediatamente la puerta de entrada. Luego, una estantería con libros, un gato de peluche, varias fotografías enmarcadas, un despertador de campana, una pequeña radio apenas visible etc. A continuación un armario, de un solo cuerpo y sus espejos, sobre el que hay una maleta en el centro. Hay una mesa de estudio -que sirve también para comer- cubierta de papeles, un cenicero, un flexo etc.

 

SICOLOGÍA DE LOS PERSONAJES:

ANDRÉS –veinticuatro años– Un hombre que gusta a las mujeres más que por su atractivo físico de galán con ribetes de intelectual, por una especie de soterrada ternura que el expresa tan desmañadamente, por su voz rotunda, viril; mas sobre todo por, ese niño que aún late en su interior y que a cada paso le traiciona en los pequeños gestos, en esa mirada suplicante, en esa mueca de la que se avergüenza, pero que en el fondo lo hace tan feliz. Debe dar la impresión de un niño grande o mejor aún de un hombre que ha sabido conservar lo mejor del niño que fue y de cuyo mundo no sabe o no quiere desprenderse.

LUISA –que tiene veintidós años– es una muchacha con aire juvenil, con un poco de gorrión o saltamontes en esos gestos nerviosos, en esa especie de picoteo cuando bebe, cuando acaricia e incluso cuando no hace nada. Está apasionadamente enamorada de su marido al que protege pues se sabe más fuerte que él. Obedece en las pequeñas cosas, pero las grandes decisiones sabe que debe tomarlas ella por los dos. Viste con sencillez. Nada debe sonar en ella artificial o estudiado. Tiene esa sonrisa húmeda de mujer que ha nacida para madre. Es comprensiva y dulce pero sólida. Absolutamente femenina. Su rostro no ha conocido jamás el maquillaje. Es la mujer que pasa desapercibida en una reunión pero cuya adorable intimidad debe encatar no sólo a todos los espectadores sino, más aún, a las espectadoras.
Es un poco la mujer que todas ellas quisieran ser, bajadas del trono de los tacones, desprovistas del vestido de soirée, sentadas sobre la alfombra, amando y sonriendo y siendo amadas profunda y sencillamente, a la espera del hijo al que ama, junto al marido que ama. Y es por ellos, por lo que se irá para salvarlos de si mismos.

 

NOTA PARA LA DIRECCIÓN ESCÉNICA:

Está obra está llena de expresiones como: “Te quiero” etc. Se trata en ella de los problemas de unos jóvenes recién casados, y muchas de las escenas suceden en la cama, o los actores pasean en ropa íntima. Quiero advertir seriamente que en ningún caso y por ningún pretexto se debe convertir esta obra en una “Comedia de alcoba” El espectador no debe percibir la presencia física de los personajes, quiero decir la “realidad de su intimidad física”. Aunque hagan los gestos y digan las palabras, el espectador debe “ver” sólo la “otra vertiente”. Quiere decir que me opongo terminantemente a que la obra sea montada en función de sus elementos externos y, bajo pretexto de estudio sicológico, se le quiera dar al público una sesión de erotismo matrimonial. Insisto de ninguna manera deberá haber en ningún momento nada de pegajoso, sensual, irritante en todos sus movimientos, inflexiones de voz y caricias sino que debe desprenderse un suave fluido juvenil, alegre, puro, y todo ello envuelto en una deliciosa ternura. Si el director queriendo obtener un éxito del público aprovecha los elementos de alcoba -pareja joven cargando los tintes exhibicionismos y sensuales, habrá destruido la obra.

 

 

Esperando la llamada está compuesta de 2 personajes, debiendo ser interpretada por 2 actores (una actriz y un actor).

Se lee públicamente la obra bajo el título No hay tiempo de esperar la noche, el 19 de diciembre de 1959 en el Ateneo de Santander. Se presenta bajo el título La torre de los sueños al IV concurso de autores jóvenes de Barcelona, de la cual queda finalista en 1960. Y vuelve a hacerse de una lectura pública en 1963 en Santander bajo el título Esperando la llamada.